Si pagas con cacahuetes, tendrás monos
A todos nos han dado un palo en alguna ocasión y quién dice uno, dice unos cuantos. ¿O no?. Sin embargo no escarmentamos ya que una parte de nosotros sigue pensando que por alguna regla de tres o porque pensamos que la ley de las probabilidades existe y funciona, debemos seguir confiando en las personas.
Vivimos en unos tiempos en los que el precio de casi todo es lo único que parece importar. La calidad es algo de mínimos. Con llegar al 5 es más que suficiente. El problema es que esta tendencia también se está expandiendo al mundo laboral.
Hoy hablaré de “esas personas” que piensan que tu porcentaje de buena fe es directamente proporcional a la estupidez que albergas. Gente que trata de aprovecharse de ti con una verborrea digna del mejor charlatan vendehumos.
Algunos de esos charlatanes son de la filosofía que en la India o China todo es gratis y piensan que tu trabajo también. Pero esta gente olvida que lo barato sale caro. Definitivamente. Alta rotación, ínfima satisfacción laboral, pésimo servicio, clientes insatisfechos, y el ingenuo empresario todavía preguntándose qué habrá hecho para merecerse tal calvario, con la de encajes de bolillos que ha tenido que hacer para montar el chiringuito.
La frase: “Si pagas con cacahuetes, solo puedes aspirar a contratar monos”, queda relegada a un segundo puesto por estos listillos que tras un discurso de lo más inspirador intentan pagarte nada por tu trabajo, alegando que la cosa está muy mala, pero que con ilusión y constancia llegarán los resultados, llegarán más proyectos y entonces será cuando se verán los beneficios.
Si eres bueno en algo, no lo hagas gratis
¡Ah! Y si de repente te encuentras negociando con tu jefe que te regatea, te intenta imponer un precio o simplemente tú sabes que lo que te pide no vale lo que está dispuesto a pagar, tómate un minuto, sitúate delante del espejo y asegúrate de que no se te está poniendo cara de mono.
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