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Llevo tres meses siguiendo estos consejos de vagos para hacer lo mínimo en el trabajo y soy más feliz





Desde que empecé a teletrabajar me impuse una rutina digna de un espartano, pero no me di cuenta de que era una trampa para mi salud mental.

El descanso es clave para conseguir un buen rendimiento de trabajo, aunque muchas veces se tache de vagos a quienes hacen lo mínimo, como ocurre con el concepto “renuncia silenciosa”. No hace falta que lleguemos los primeros y nos vayamos los últimos para ser grandes trabajadores, aunque a veces pensemos lo contrario.

De hecho, si algo hemos aprendido en los últimos tiempos, es que nuestro cerebro necesita parar y cuidarnos física y mentalmente es imposible sin algo de inactividad de por medio. Por eso es tan beneficioso eso que hacemos a diario, soñar despiertos. Lo que para otros es holgazanear, para mí se ha convertido en una forma de cuidarme. Y de conseguir mejores resultados en mi trabajo.

Bill Gates dice que siempre elegirá a una persona perezosa para hacer un trabajo difícil “porque una persona perezosa encontrará una manera fácil de hacerlo". Y es justo eso lo que queremos. Por eso llevo tres meses siguiendo los mejores consejos de vagos para hacer lo mínimo. ¿Por qué? Porque somos más productivas cuando trabajamos menos.

Líbrate de tareas innecesarias


La jornada laboral de cuatro días es un éxito si recortas en tareas que sobran, como reuniones. No lo digo yo, lo dice Josh Bersin fundador y director ejecutivo en The Josh Bersin Company, una compañía especializada en gestión de personal y recursos humanos. Yo reafirmo su sentencia. En los últimos tres meses he reducido al máximo las reuniones con clientes porque además de ser una trampa para el cerebro, son en muchos casos una pérdida tiempo que podemos resolver con un email en 10 minutos.

Cualquier herramienta de gestión de tiempo, como la matriz de Eisenhower, nos permite reestructurar nuestras tareas diarias y en muchos casos, librarnos de cosas que no aportan y solo nos hacen perder el tiempo.

Tu tiempo libre es una reunión que no puedes perderte


Si mi pareja me llama cuando estoy trabajando, le digo amablemente que me perdone y que hablamos luego, porque esa tarea es inamovible y no postergable. ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestro tiempo libre? Igual que no agendo una cita para hacerme las uñas cuando tengo una reunión, podemos invertirlo y no trabajar cuando estamos en nuestro tiempo de ocio.

Sheila Liming, autora de “Hang Out: The Radical Power of Killing Time” asegura en su libro que es una firme defensora de la programación del ocio. Para mucha gente no hacer nada es aterrador, así que agendarlo, es una manera de llenar esas horas, pero con hobbies. Limming afirma en el libro que tenemos que “aceptar la idea de que no siempre es necesario ser productivo, sin internalizar pensamientos negativos sobre la pereza", y para ello los hobbies son una maravilla, te lo garantizo.

Si tus horas libres se consumen ante tareas laborales, haz como con ella y usa el time blocking para poder disfrutar de ellas como deberías. Reservar tiempo para nosotros como reservaríamos tiempo para una reunión.

Si puedes trabajar menos, hazlo (y deja de sentirte culpable)


De alguna manera que aún no llego a comprender del todo, hemos vinculado la productividad con las horas trabajadas. Mi padre, por ejemplo, sonríe orgulloso si le digo que ayer trabajé 11 horas. En cambio mi mejor amiga me felicita si le digo que he conseguido hacer el trabajo de nueve horas en siete. Esa hora ganada en tiempo libre es una victoria para ella y para mí porque, a pesar de lo que tendamos a pensar, una jornada laboral más larga se asocia con un aumento de errores y lesiones laborales, además de disminuir el bienestar y aumentar el agotamiento.

Sentir que no hacemos suficiente por hacer nuestro trabajo en menos tiempo es en realidad una dismorfia de la productividad. Si puede hacerlo en 7 horas, hazlo, y siéntete orgullosa por conseguir en menos tiempo lo que otros tardan más en hacer.

No eres tu trabajo


Piensa en cómo te presentarías en dos frases. Empiezo yo. Soy Anabel, redactora en Trendencias y apasionada de la cerámica y de las croquetas en todas sus formas. Si le pregunto a cualquiera de mis compañeras, me contestan algo parecido: “trabajo como periodista, tengo un perro y vivo en Madrid pero soy de Murcia y viví casi un década en Barcelona”, o “tengo 36 años, soy madre de un niño, vivo en Vigo y estudié psicología pero trabajo en un medio digital”, o "me llamo Cristina, tengo 29 años y soy periodista y organizadora de eventos. Perdóname si no te respondo por Whatsapp, pero es que no me da la vida, pero creo que soy bastante graciosa al menos". Todas las descripciones cortas sobre nosotras coinciden en algo: trabajo.

Tú no eres tu trabajo, aunque nos hayan vendido lo contrario con el concepto del trabajo de tus sueños. El trabajo forma parte de nuestra vida, una parte muy importante, pero cuando separamos nuestra identidad de nuestro trabajo, nos es más fácil poner límites, liderar y hasta disfrutar de lo que hacemos en ambas parcelas de nuestra vida, tal y como nos explica la empresaria Pamela Ayuso.

Deja de ir más allá


Volvemos de nuevo a la dismorfia de la productividad con este punto. Cuando escribí el artículo me di cuenta de que nunca me parecía suficiente nada de lo que hacía. Daba igual si recibía la enhorabuena de mis compañeras, si se leía mucho, si mis jefes valoraban mi trabajo… Siempre tenía la sensación de que podría haber hecho más.

Ahora sé que es importante mandar callar a la pequeña jefa que tengo en la cabeza porque es una tirana y nunca está contenta. Durante mucho tiempo he sido la jefa más tóxica que he tenido nunca. No exceder constantemente las expectativas que autoimpone mi cabeza, ha sido una manera de liberar peso en mi trabajo.

Busca la solución más sencilla


Haciendo caso a Bill Gates, me decidí a aplicar la técnica del trabajador perezoso, y busqué la manera de optimizar mi tiempo y hacer que algunas tareas rutinarias de mi día a día fueran más sencillas. Buscar la solución más rápida me aporta más minutos al final de la jornada. No para hacer más cosas de trabajo, sino para descansar. Ahora por ejemplo, hago descansos continuados en mi jornada laboral y nunca he sido más productiva ni más feliz.

Cuando empecé a trabajar me impuse una rutina digna de un espartano. Agenda llena, cada hueco ocupado y todas mis energías puestas en hacer mi trabajo lo mejor posible. Pero después de vivir ergofobia, de que mis niveles de estrés aumentasen y de que me costara la salud mental, me he dado cuenta de que ser una vaga no es algo malo.

Fuente: Trendencias


¿Será que llevamos demasiado tiempo trabajando de más?



Te quiero hablar de una tendencia que se está dando cada vez más en Atos Major Events, y es la desmotivación en el trabajo, las personas trabajadoras de esta empresa están hartos de las malas condiciones laborables, de la congelación de salarios, y que la cultura del esfuerzo en esta empresa no sirve de mucho.

No sabía muy bien como enfocar este tema hasta que me encontré un articulo de Anabel Palomares, con el cual comparto casi al 100% de sus palabras, por eso adapte sus palabras a mi experiencia y mis opiniones.

Vamos al tema, te hablamos de una tendencia nacida de la desmotivación en el trabajo. Como un grito de socorro de los trabajadores de Atos Major Events, que están hartos de las malas condiciones laborales pero necesitan el trabajo a esto lo llaman "renuncia silenciosa". Han pasado varios meses desde que nos estamos dando cuenta de algo: es un término más que se han inventado para blanquear una situación laboral que hemos pasado por alto durante demasiado tiempo Atos Major Events.

La cultura del esfuerzo ha demostrado a los trabajadores de Atos Major Events que no funciona, de la misma manera que blanquear la precariedad con términos como el "cohousing". Y este concepto de "renuncia silenciosa" viene a hacer lo mismo, marcar a quien hace bien su trabajo y se compromete en su jornada laboral como un vago.

La renuncia silenciosa según el Foro Económico Mundial es, hacer lo mínimo posible para mantener el puesto de trabajo. Aunque nosotros no entramos de acuerdo con esta definición, porque en realidad la renuncia silencia es hacer aquello por lo que te pagan. Hacer bien tu trabajo, en tus horas de trabajo y sin necesidad de hacer horas extras o comprometerte más. Es cumplir tu contrato.

Hasta la autora, empresaria y consultora de organización japonesa, Marie Kondo tiene algo que decir al respecto sobre la renuncia silenciosa y afirma que esta práctica, lejos de ser una práctica de vagos o servir para sabotear a las empresas, aboga por tratar de ”establecer límites razonables para evitar el agotamiento y priorizar el bienestar”. Pero poniéndole el nombre de renuncia silenciosa lo que hacemos es distanciarlo de la normalidad y conseguir el efecto contrario, que se juzgue a quien trabaja por el dinero que le pagan.

La renuncia silenciosa es renunciar de una vez por todas a pensar que vamos a “heredar la empresa”. Es replantearnos la relación que mantenemos con el trabajo. Es cuidar de nuestra salud mental y física por estrés. No es renunciar a nada, solo trabajo por lo que me pagan. Pero al hablar de “renuncia silenciosa” ponemos el foco y la culpa en aquellos compañeros que deciden hacer aquello por lo que le pagan.

La renuncia silenciosa tiene una connotación negativa. Renunciar, según la RAE, es “Hacer dejación voluntaria, dimisión o apartamiento de algo que se tiene, o se puede tener” y el problema está en ese “tiene”. No “tenemos” que hacer más de lo que se corresponde con nuestro contrato de trabajo.

En esta empresa nos han hecho creer que tenemos que trabajar más de lo que hemos pactado en nuestro contrato prometiéndonos promociones, ascensos y ventajas que nunca llegan. Y ahora, al poner límites para evitar el agotamiento laboral y alejarnos de la cultura laboral tóxica de trabajar por encima de lo pactado, llegan los dramas y se buscan culpables. Y como no, es culpa de los trabajadores.

Todos trabajamos para ganar dinero y si en el proceso, nos divertimos haciendo lo que nos gusta o sentimos que estamos en el trabajo de nuestros sueños, genial, pero un exceso de compromiso no remunerado no debería ser lo normal, sino lo extraordinario. No debería ser la norma, especialmente cuando en la empresa en la que trabajamos no nos pagan como deberían.

Nuestros jefes saben que necesitamos mejores condiciones de trabajo, para poder evitar la fuga de talentos cómo ya hemos visto no hace mucho y sobre todo, para recuperar el compromiso perdido en estos años. Pero en los últimos tiempos está surgiendo una idea y es que los trabajadores entienden el valor de su tiempo y ya no están dispuestos a intercambiarlo solo por un salario.

Y eso a la empresa le da miedo, yo diría mucho miedo, porque la renuncia silenciosa ya es considerada como un problema económico para Atos Major Events. ¿Será que llevamos demasiado tiempo trabajando de más?

Esta empresa aún usa términos como “familia”, y lo creamos o no, esto nos afecta como trabajadores. y este termino la empresa no lo usa al azar, una empresa no es una familia y al tratarla de esta forma pasan tres cosas: se borran los límites entre la vida profesional y personal, se suele abusar de los trabajadores comprometidos y aquellos que se van, son etiquetados como traidores. Ahora, con la mal llamada renuncia silenciosa, nos hemos cansado.

Susan David, psicóloga de Harvard, decía en su libro “Agilidad emocional” que es perfectamente razonable que los trabajadores actuales busquen un mayor equilibrio entre su desarrollo personal y profesional.

Pero si afirmamos que están practicando la renuncia silenciosa por querer unas condiciones de trabajo justas, no conseguimos un equilibrio, sino señalarlos con la letra escarlata para que todos piensen que no tienen aspiraciones de ascender, de progresar en su trabajo o simplemente, que son unos vagos y malos compañeros.

Inspirado en: Trendencias


Carta abierta a ese empresario que no encuentra talento


Querido empresario que no encuentras el talento que buscas:

Parece ser que en estos tiempos difíciles de paro desbocado, no encuentras a los profesionales que necesitas en tu empresa. Y parece, de acuerdo a un estudio reciente de Adecco e Infoempleo —en el que se basa el artículo de El Confidencial—, que las razones principales son que o bien los candidatos no tienen las competencias necesarias para el trabajo, o bien las tienen pero esperan cobrar demasiado por ello.

¡Qué triste paradoja esta! Solo puedes/quieres pagar lo que no te sirve.

Bueno, déjame que te explique una cosa: como tú eres el empresario, tú tienes la pasta. Eso significa que eres el comprador. De lo cual se deduce que el candidato a un puesto de trabajo no es ningún candidato, es un vendedor que vende un producto/servicio, a saber: su tiempo y su conocimiento experto.

Así que entonces el problema es que el producto que tú quieres está a la venta, pero no al precio que quieres. O dicho de otra manera, los vendedores, que son muy cucos, están buscando mejores clientes a los que venderles su producto/servicio. Ellos saben que cada unidad de tiempo solo puede venderse una vez, y además saben que el stock disponible es muy escaso: cada vendedor solo puede vender una fracción de su propio tiempo, porque el resto lo necesita para lo que podríamos denominar «vivir».

Esta es una revelación que a más de uno le resultará chocante, y no debería: el trabajo es una mercancía más y está sujeta a las leyes de oferta y demanda como cualquier otra. «El talento escasea» significa que la demanda supera a la oferta, y cuando esto ocurre, el precio sube. Hay menos unidades de trabajo a la venta de lo que el mercado necesita.

Dicho de otro modo, querido empresario: tú eres el comprador, tú tienes la pasta, tú tienes las expectativas de precio, tú eres el que no encuentra el producto que quieres al precio que quieres. Los candidatos no tienen «altas expectativas salariales». El que tiene las expectativas equivocadas eres tú.

Y yo sé todo esto porque…


Yo sé todo esto porque soy un «vendedor» que ha encontrado un buen «comprador»: hace año y medio fiché por X-Team, una empresa con sede social en Australia que me puso a trabajar para la central en Los Ángeles del canal FOX de televisión, y aquí estoy, trabajando para una gigantesca corporación internacional, en pijama.

Trabajo en mi casa y Gollum revisa mi trabajo.

También sé todo esto porque X-Team no es mi primera empresa extranjera. Anteriormente había trabajado para una empresa canadiense, Karelab, también a distancia, y había hecho unas prácticas en un estudio de diseño, Wolfgang, en Suecia. Es decir, que sabía bien lo que había al otro lado de la valla.

Yo sé lo que valgo. Yo sé la cantidad de valor que puedo aportar a una empresa. No me vengas con que mis expectativas salariales son altas. No me vengas con que es mucho dinero, porque no es mi problema. No me vengas con que la vida esto y aquello, o que hay que arrimar el hombro, o que esto es lo que hay, o que soy un privilegiado, o que no sé cómo son las cosas. Yo sé cómo son las cosas. Y las cosas, tus cosas, no son mi problema. Mi problema es vender mi tiempo al mejor precio, en las mejores condiciones posibles. Todo lo demás es problema tuyo, y no me interesa.

Pero no hace falta que me creas a mí


No hace falta porque tengo algo mejor: uno de los tuyos. Un empresario, un directivo, un pez gordo, un abanderado del capitalismo chachi —él está en el lado con corbata del capitalismo—, un hombre al que llaman «el gurú de gurús», y autor del famoso libro En busca de la excelencia: Tom Peters.

Si quieres que algo se haga, contrólalo. Si quieres que algo se haga mejor, págalo. Si quieres que algo se haga mucho mejor, págalo mucho mejor.

No lo digo yo. Lo dice un señor blanco, anglosajón, con corbata y un MBA de Stanford.

Tú verás.

Atentamente: Ignacio Segura.

Referencias


Artículo en El Confidencial http://www.elconfidencial.com/economia/2016-06-09/paro-salario-empresas-empleo_1214511/

Informe de Adecco e Infoempleo, Oferta y demanda de empleo en España 2015: http://iestatic.net/infoempleo/documentacion/Informe_Infoempleo-Adecco_2015.pdf

—Nota de prensa y resumen del informe: http://www.adecco.es/_data/NotasPrensa/pdf/680.pdf

Peters, Tom: El Talento. Cómo identificarlo y mantenerlo. Nowtilus Gestión (descatalogado).