Porque tus mejores empleados se van de la empresa
Hay
muchas razones por las cuales los mejores empleados se van de la empresa.
Pueden ser motivos tanto económicos como interpersonales. Te traemos una
pequeña lista con las principales causas por las que los mejores se marchan.
1.
Salario
2.
Falta de valoración
3.
Falta de conciliación
laboral
4.
Imposibilidad de
crecimiento
5.
Falta de liderazgo
6.
Falta de empatía
7.
Incumplimiento de
promesas
8.
Contrataciones y ascensos equivocados
9.
Excesiva carga de
trabajo
10.
Muchas reglas
Salario. El
sueldo tiene que ser acorde con la aportación del trabajador a la empresa. Ni
mucho, ni poco, pero puestos a elegir mejor que sobre, el salario tiene que ser
suficiente para satisfacer las necesidades y expectativas del trabajador. Es
conveniente revisar las remuneraciones de los trabajadores y su aportación a la
empresa de forma regular, sí un trabajador aporta más que otros, debería verlo
reflejado en su nómina, siendo el estancamiento salarial un motivo por el que
muchos trabajadores deciden abandonar la empresa.
Falta
de valoración. La palmadita en la espalda puede
significar más de lo que creemos, especialmente con los mejores
trabajadores, reconocer los éxitos (en algunos casos, un aumento; en otros
basta con el reconocimiento público). A todo el mundo le gusta que le
feliciten, sobre todo a aquellos que trabajan duro y lo dan todo por la
empresa.
Falta
de conciliación. La imposibilidad de poder
conciliar vida laboral y familia es el motivo por el que muchos trabajadores
deciden dejar el puesto de trabajo ya que valoran más el disfrutar de tiempo
con sus hijos y familia que un mejor salario. Los horarios flexibles son una
solución, asequible y barata; flexibilidad en los horarios, permitir ciertos
ajustes a las horas de entrada y salida, permite a los trabajadores, por
ejemplo, poder llevar a sus hijos al colegio o recogerlos, para algunos esto
puede ser más valioso que el dinero.
Imposibilidad
de crecimiento y desarrollo profesional. Dar a los
empleados la posibilidad de desarrollarse y crecer profesionalmente aumenta su
productividad y su grado de satisfacción en el trabajo. Saber que su esfuerzo
puede llevarles a otros desafíos es un importante incentivo para algunos
trabajadores. Permitir a los trabajadores que dediquen un porcentaje de su
tiempo a la formación ayuda a mejorar como profesionales dentro de la empresa
adquiriendo nuevas habilidades. De ese tiempo que puede parecer “no productivo
para la empresa” surgen interesantes ideas de las que la empresa podría
beneficiarse. Los buenos empleados son apasionados y quieren desarrollar sus
pasiones profesionales en el trabajo. Si por el contrario, la empresa quiere
que los trabajadores trabajen como robots, sólo hagan su trabajo, lo que
consiguen es que el trabajador se estanque, cumpla solo su tarea de manera
rutinaria y por lo tanto su productividad baje.
Falta
de liderazgo. La falta de capacitación de
algunos jefes puede ser un motivo para abandonar la empresa. Los trabajadores
no quieren abandonar la empresa y su puesto de trabajo, lo que quiere es
deshacerse de su jefe. Un jefe poco competente se suele sentir inseguro y se
rodea de mediocres, encargándose de despreciar a los que son buenos por miedo a
que le haga sombra. La empresa debe asegurarse de que todos sus jefes están capacitados
y tienen aptitudes para liderar equipos.
Falta
de empatía con los empleados. Más de la mitad
de las personas que dejan su puesto de trabajo lo hacen por la relación que
tenían con sus jefes. Las empresas que actúan más inteligentemente se aseguran
de que sus responsables son capaces de mantener un equilibrio entre lo
profesional y personal. Si un trabajador percibe que lo único que importa es la
productividad y que se le trata como un simple número, puede que trabaje, pero su
motivación será prácticamente nula o inexistente. Por el contrario los que
estimulan a sus trabajadores y empatizan con ellos consiguen que el ambiente y
la motivación aumenten. Estas cosas sin duda refuerzan el vínculo del
responsable con el trabajador y viceversa, como consecuencia también con la
empresa.
Incumplimiento
de promesas. Muchos empleados abandonan su
puesto de trabajo cansados de aguardar a que las promesas que sus jefes les
hacen nunca se cumplan, que siempre pase algo que impida que ocurra pero
volviendo a prometer que en el futuro se le recompensará. Los jefes
acostumbrados a este tipo de situaciones lo que provocan es el efecto
contrario, el empleado llega a plantearse ¿por qué tengo que cumplir yo lo que
digo si mi jefe no lo hace nunca?
Ascensos
y contrataciones equivocados. La promoción
interna es sin duda un factor que se debe tener en cuenta como instrumento de
motivación, el hecho de que se ascienda a gente por amiguismo y no por la valía
del profesional provoca que el resto de trabajadores se sienta ninguneado. El
hecho de contratar a gente no preparada para los puestos de trabajo tiene una
doble interpretación, por parte de algunos empleados piensan que si la persona
no está preparada es que cualquiera puede hacer su trabajo, sintiéndose infravalorado
por eso, y para otros empleados supone el hecho de tener que aparte de hacer su
trabajo diario preparar al nuevo empleado, con el consabido desgaste que
produce tener que enseñar todo si el nuevo empleado no reúne las condiciones
mínimas del puesto para el que ha sido contratado.
Exceso
de carga de trabajo. Nada quema más a un buen empleado
que una carga de trabajo excesiva, ya que puede que no realice el trabajo con
la competencia debida. Para un jefe es muy tentador mandar el trabajo más
difícil a los mejores trabajadores que suelen caer a menudo en la trampa. Los
buenos trabajadores acostumbran a estar dispuestos a asumir nuevas
responsabilidades y aceptar nuevos retos, los buenos lo consideran un desafío. Pero
cuando la carga es excesiva los buenos empleados pueden percibir que en lugar
de recompensárseles por hacer bien su trabajo, se les castiga con trabajo extra
mientras los trabajadores no tan brillantes siguen haciendo sus cosas sin
ningún tipo de estrés adicional.
Muchas
reglas. Aquellas empresas que tienen muchas normas y
reglas que rigen la conducta, las tareas de los empleados y que finalmente
terminan siendo normas que el empleado considera absurdas o fuera de lugar (demasiado
control, requisitos excesivos para trabajar o cobrar, etc…) está provocando que
sus mejores empleados piense en buscar otro empleo dónde la simplicidad sea una
ventaja
En
resumen
La
empresa debería intentar conservar a los mejores trabajadores y no debería permitir
que la lista expuesta anteriormente suceda, hay que poner especial énfasis en el trato que se da al activo más importante que tiene
cualquier empresa, que es el buen empleado. Un trabajador satisfecho es un
trabajador rentable.
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